Bolivia, 31 de octubre de 2024.- Las carreteras bolivianas se han convertido en cementerios improvisados de producción nacional. Dieciocho días de bloqueos despiadados han dejado un rastro de destrucción: millones de huevos perdidos, miles de pollos descartados en pleno trayecto, camiones cargados de frutas y verduras podridas, desechadas bajo el sol implacable. La economía, ya fracturada, pierde miles de millones mientras la tensión se acumula en cada rincón del país. Entre heridos, camiones volcados y enfrentamientos civiles, el país entero parece tambalearse bajo el peso de una crisis que se recrudece, mientras líderes intransigentes alimentan la división y la violencia.
Bolivia enfrenta 18 días de bloqueos, con la consiguiente pérdida de dos millones de huevos, el descarte de 900 mil pollos en las carreteras, toneladas de verduras y legumbres podridas en camiones con carga hacia el occidente del país, miles de toneladas de frutas descompuestas y la posible pérdida si persisten estos bloqueos de más de nueve millones de pollos que serán sacrificados por falta de insumos para su crianza. Estas pérdidas causan un grave impacto al aparato productivo boliviano. Según la Federación de Entidades Empresariales Privadas de Cochabamba (FEPC), el total de pérdidas en Cochabamba asciende a Bs. 1.465,2 millones. A nivel nacional, las pérdidas alcanzan más de $us 1.800 millones, de los cuales $us 970 millones afectan directamente a los productores de alimentos básicos, debido a las toneladas de alimentos desechadas en las carreteras, dañando severamente la cadena de suministros afectando a 63.895 empresas en todo el país, solo en peajes se han perdido Bs. 11,5 millones y Bs. 70 millones de pérdidas en transporte interdepartamental
El saldo de los bloqueos deja 70 personas heridas, de las cuales el 90% son policías y periodistas, y dos personas fallecidas: un conductor de cisterna que al intentar eludir el bloqueo sufrió un accidente y un motociclista. Además, se reportaron varios camiones volcados y enfrentamientos entre civiles, mientras algunos voceros del movimiento «evista» claman por sangre para intensificar la tensión y la escalada violenta en el país.
Los mismos que han paralizado al país, ignorando las devastadoras consecuencias. Los efectos van desde toneladas de alimentos descompuestos en las carreteras hasta uniformados heridos, sin embargo, Morales, quien pudo retirarse con dignidad reconociendo sus errores, continúa sin asumir responsabilidad, fomentando un sectarismo que afecta a toda la sociedad.
Este grupo intransigente ha hecho del Chapare su bastión, funcionando casi como un “estado dentro del Estado”. La arrogancia y el culto a la personalidad alimentan una ideología de odio, donde los más radicales no dudan en promover el caos y el enfrentamiento. La pregunta central es: ¿de dónde proviene el financiamiento que sostiene este poder en el trópico boliviano? En un contexto de crisis económica y política, la falta de transparencia solo añade incertidumbre.
Estos bloqueos, inicialmente provocados por una citación judicial a Morales por presuntos delitos, han dejado cuantiosas pérdidas a su paso: productos perecederos inutilizados, la economía local paralizada y, lo más preocupante, el país sumido en una posible espiral de crisis. Los daños económicos superan los 1.800 millones de dólares, y la imagen internacional se ha visto afectada, llevando a muchos inversionistas a reconsiderar sus planes de inversión en el país. Esto también podría generar nuevos descensos en las calificaciones crediticias.
Durante los bloqueos, el uso de armas de fuego y explosivos contra la policía mostró hasta qué punto el conflicto se ha salido de control.
También debe considerarse que la falta de propuestas efectivas por parte de la oposición ha contribuido a esta situación, incentivando al ala evista a confrontar a los bolivianos a través de acciones conjuntas en la Asamblea Plurinacional, donde bloquean leyes y créditos esenciales para el desarrollo del país. Esta inacción no solo fortalece a Morales, sino que también refleja una irresponsabilidad compartida. Por otro lado, algunos sectores de derecha, en su afán por debilitar al MAS, impulsan un discurso que busca desmantelar el Estado Plurinacional. Esto no resuelve las problemáticas del país; al contrario, alimenta la polarización y debilita el tejido social.
Bolivia necesita líderes comprometidos con el país, no figuras políticas que busquen el poder a cualquier costo. La reciente demostración democrática del presidente Luis Arce, al advertir enérgicamente a los sectores que recurren a bloqueos y actos violentos, y al darles un ultimátum bajo la posible aplicación de la Constitución Política del Estado con la declaración de un estado de excepción, da esperanza a los emprendedores bolivianos. Estos empresarios, que enfrentan pérdidas cuantiosas, solo quieren trabajar y superar las adversidades diarias, pese a los bloqueos y a una política que, desde todos los frentes, parece haber perdido el rumbo.
Por: Martin Moreira