Observan que los autos chutos, el contrabando y la minería dispararon el consumo de carburantes

Observan que los autos chutos, el contrabando y la minería dispararon el consumo de carburantes

El presidente Luis Arce advirtió este domingo sobre el incremento acelerado en el consumo de diésel y gasolina en Bolivia, en un contexto de declive en la producción nacional. Sin embargo, expertos del sector apuntan a factores como el contrabando de carburantes, la proliferación de vehículos indocumentados—conocidos como «chutos»—y la alta demanda del sector minero como principales causas de este fenómeno.

En 2014, Bolivia comercializaba 8,8 millones de barriles de gasolina, de los cuales el 78% era producido internamente. Para 2023, esta cifra aumentó a 14,6 millones de barriles, pero solo el 44% se refina en el país, obligando al gobierno a importar la diferencia. La situación es similar con el diésel: en 2014, se vendían 11,4 millones de barriles, con una producción interna del 50%. Este año, la demanda creció a 15 millones de barriles, de los cuales el 80% proviene de importaciones.

Susana Anaya, analista del sector hidrocarburos, atribuye este crecimiento al uso indiscriminado de carburantes subvencionados por parte de vehículos chutos y la minería aurífera. Según Anaya, Bolivia cuenta con al menos 450.000 vehículos indocumentados, los cuales se benefician del combustible subvencionado por el Estado. Además, el contrabando hacia países vecinos, donde el costo por litro es considerablemente más alto, también incrementa la demanda.

Anaya advierte que la falta de inversión en exploración y producción de hidrocarburos es otro factor crítico. Las inversiones actuales, a cargo de YPFB y sus subsidiarias, son insuficientes, en parte debido a la elevada carga fiscal y los bajos precios que reciben las empresas por barril producido, apenas 27,11 dólares. Esto desincentiva la inversión, resultando en una caída de la producción y un aumento en las importaciones.

Aunque el gobierno ha apostado por alternativas como el biodiésel y el etanol, Anaya sostiene que esta no es la solución definitiva, debido a limitaciones técnicas en el parque automotor y el impacto ambiental asociado con la producción de aceites vegetales, que fomenta la deforestación y chaqueos.

El presidente Arce también destacó que el valor de las importaciones de carburantes ha escalado de 660 millones de dólares en 2016 a 2.881 millones en 2023, impulsado en parte por el aumento en los precios internacionales del petróleo.