La Paz, 12 de julio de 2025.- Desde el 8 de noviembre de 2024 hasta el 10 de julio de este año, el pleno de la Asamblea Legislativa Plurinacional apenas logró sesionar en ocho oportunidades, un promedio alarmantemente bajo si se considera la responsabilidad del órgano en la aprobación de leyes y créditos esenciales para el país. Dos de esas sesiones, además, terminaron en escándalos y bochornos que reflejan la profunda crisis institucional que atraviesa el Legislativo.
La última sesión, prevista para este jueves, fue suspendida por decisión del presidente nato de la Asamblea, David Choquehuanca, ante la sorpresiva solicitud de licencia de tres secretarios de la Cámara de Diputados. La ausencia fue comunicada a último momento, impidiendo alcanzar el quórum necesario para reinstalar el debate. “No vamos a poder reinstalar esta octava sesión”, declaró Choquehuanca, visiblemente incómodo.
El desempeño de la Asamblea ha sido fuertemente cuestionado por la ciudadanía, no solo por la baja productividad, sino por los constantes bloqueos internos y la falta de consensos para tratar leyes clave. A menos de cuatro meses de concluir su mandato, muchos legisladores siguen sin justificar el salario que perciben, en medio de un contexto de descrédito político y frustración social.
Además, crece la crítica hacia la figura de Choquehuanca por su incapacidad de articular una agenda legislativa efectiva con la bancada del MAS. La falta de liderazgo y coordinación ha derivado en parálisis legislativa, dejando en evidencia una estructura fragmentada y debilitada, que poco responde a las necesidades urgentes del país.