La población mundial dejará de crecer en la década de los ochenta tras alcanzar los 10.300 millones de personas

La población mundial dejará de crecer en la década de los ochenta tras alcanzar los 10.300 millones de personas

Mundo, 29 de agosto de 2024.- La población mundial dejará de crecer a lo largo de este siglo. Este año, alrededor de 8.200 millones de personas habitan el planeta, una cifra que irá en aumento hasta la década de los ochenta, cuando se alcancen unos 10.300 millones. Así se desprende de las proyecciones de población publicadas este jueves por Naciones Unidas.

En ese momento se prevé que se alcance el pico, y a partir de ahí, la humanidad comenzará a descender hasta llegar a unos 10.200 millones de personas en 2100. Son unos 700 millones menos de lo que se calculaba hace una década. Así que el ritmo de crecimiento es menor del previsto con anterioridad. Entre los factores que lo explican está la caída de la fecundidad en algunos países grandes, como por ejemplo China. A nivel global se tienen, de media, 2,25 hijos por mujer, frente a los 3,31 de 1990. Uno menos. Y casi una quinta parte de los países tienen una tasa de fecundidad “ultrabaja”, es decir, por debajo de 1,4 hijos por mujer. España es uno de ellos (con 1,22 en 2024, según las proyecciones).

El informe emplea una amplia base de datos, desde 1950 hasta 2023, y después, con la misma fórmula para todo el mundo, proyecta cómo evolucionarán las principales tendencias demográficas, tanto los nacimientos, como las muertes y la inmigración. Así que aquí no hay certezas absolutas. Pero, pese a la incertidumbre que pueda existir, lo indudable es que las posibilidades de que el pico se alcance este siglo son “muy altas”, del 80% frente al 30% que se estimaba hace una década.

“En algunos países, la tasa de natalidad es ahora incluso más baja de la que se había previsto anteriormente, y también estamos viendo descensos ligeramente más rápidos en algunas regiones con alta fecundidad. El pico [de población] más temprano y más bajo es una señal esperanzadora”, ha afirmado el secretario general adjunto de Asuntos Económicos y Sociales, Li Jinhua, según se recoge en un comunicado. “Esto podría significar una reducción de las presiones ambientales derivadas del impacto humano debido a un menor consumo agregado”, ha añadido.

Clare Menozzi, responsable de Análisis Demográficos en la División de Población de ese mismo departamento, explica que “el rápido crecimiento que globalmente empezó a mediados del siglo pasado —aunque en muchos países europeos comenzó antes— está llegando a su fin”. “Pasamos de familias grandes en las que la gente moría muy joven a unas pequeñas y donde se viven muchos años. Así que esto está conectado intrínsecamente a la urbanización, al desarrollo económico y social, al acceso a la salud, a los derechos de la mujer”, apunta. “Para nosotros es clave que estas tendencias no se vean como algo negativo. Van de la mano del desarrollo”.

Así, si la tasa de fecundidad a nivel global rondaba los cinco hijos por mujer en los años 50 y 60 del siglo pasado, en los años 50 de este siglo se prevé que baje de 2,1, un valor que se conoce como tasa de reemplazo (es decir, el número de hijos que deberían tenerse para mantener el tamaño de la población, sin tener en cuenta la inmigración). Actualmente, más de la mitad de los países y áreas analizados por la ONU están en esta situación.

Mientras, a finales de los años 70, habrá más población de 65 y más años que menores de 18. Y a mediados de la próxima década, se prevé que quienes tienen 80 y más años superen a los bebés de hasta un año. Así las cosas, la edad media global sigue creciendo: desde rondar los 20 en los años 50 y 60 del siglo pasado, se prevé que alcance los 38 en los 60 de este siglo.

En este contexto, la esperanza de vida seguirá escalando. Si en 2024 se prevén 73,3 años, lo cual supone un incremento de 8,4 años desde 1995, las reducciones de la mortalidad darán como resultado que dentro de 30 años esta alcance los 77,4. A finales de los 50 de este siglo, más de la mitad de las muertes en el mundo se producirán entre personas que tienen 80 o más años. En 1995 eran el 17%.

El informe de la ONU divide a los países en tres grupos. Los que en 2024 ya han alcanzado su pico de población, los que lo harán entre 2025 y 2054 y los que lo registrarán posteriormente. En el primero de ellos hay 63 países y áreas, entre ellos, China, Alemania, Japón, Rusia y España. Representan el 28% de la población mundial. Se prevé que a lo largo de los próximos 30 años reduzcan su tamaño en un 14%.

En el segundo grupo, el que alcanzará el pico entre 2025 y 2054, hay 48 países y áreas, que representan el 10% de la población en 2024. Aquí están, por ejemplo, Irán, Turquía, Vietnam y Brasil. Según Menozzi, cuatro de cada 10 de ellos son de América Latina y el Caribe. Helena Cruz Castanheira, demógrafa en la División de Población del Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía, explica que “la transición [demográfica] en la región ha sido mucho más rápida [que la registrada en otras áreas, como por ejemplo, Europa]”. La región seguirá creciendo, pese a tener una tasa global de fecundidad por debajo de la tasa de reemplazo (1,8), y será en los cincuenta de este siglo cuando empiece a caer.

¿Por qué un país crece si se tienen pocos hijos por mujer? La estructura de la población es muy importante, tal y como recalca la ONU. Si hay muchas mujeres en edad de tener hijos, pese a que tengan pocos, por pura estructura poblacional, el número de habitantes del país seguirá aumentando. Hasta 2054, de hecho, el organismo calcula que esta será la causa del 79% del crecimiento de la población.

Obviamente, el informe refleja una gran heterogeneidad entre países. Si bien más de la mitad tienen una tasa de fertilidad por debajo del nivel de reemplazo, más de uno de cada 10 tienen tasas superiores a cuatro hijos por mujer, la mayoría en el África subsahariana.

“Hay que prepararse para los cambios”, apunta Menozzi. Avanzando en igualdad de género; posibilitando que en aquellos países donde se desearían tener más hijos de los que se tienen puedan hacerlo; mejorando los sistemas de salud, y la educación de los jóvenes, especialmente de las niñas, y aumentando la edad del matrimonio y del primer hijo en países en los que hay alta prevalencia de madres menores de edad. Pero la experta incide: “Cada cambio en la población se puede ver como una oportunidad”.