El régimen chino ha lanzado diversas campañas para alentar a las mujeres a tener más hijos en respuesta a una preocupante caída en la población, pero las cifras revelan que estas estrategias no están dando resultado. A pesar de beneficios fiscales y otros incentivos, las mujeres han estado posponiendo o evitando matrimonios y la maternidad, lo que ha llevado a una disminución poblacional por segundo año consecutivo.
La reducción de 2 millones en la población, marcando la segunda caída anual consecutiva, acentúa la sensación de crisis en China, donde el envejecimiento de la población amenaza la estabilidad económica. A pesar de suavizar la política del hijo único en 2014 y permitir un segundo hijo, y más recientemente un tercero en 2021, los intentos del gobierno por aumentar la tasa de natalidad han tenido poco éxito.
Las estrategias gubernamentales, que van desde beneficios en efectivo hasta llamados al patriotismo, no han logrado revertir la tendencia demográfica. La población de mujeres en edad fértil también ha disminuido, y las personas, incluso si deciden tener hijos, a menudo optan por tener solo uno debido al alto costo de la educación y las presiones competitivas en las ciudades. La preocupación por el envejecimiento de la población y la baja tasa de natalidad persisten, planteando desafíos económicos a largo plazo para China.