La Paz, 26 de junio de 2024 – En un acto de valentía y firmeza, el presidente Luis Arce se enfrentó directamente al general Juan José Zúñiga, comandante general del Ejército boliviano, ordenándole que desmovilice a sus fuerzas. Sin embargo, Zúñiga se negó rotundamente, agravando la situación de tensión en el país.
El caos comenzó cuando varios tanques y militares fuertemente armados tomaron la Plaza Murillo, frente a la sede del Ejecutivo boliviano. A las 15:51 hora local, un tanque irrumpió en la sede del Gobierno, derribando las puertas del edificio, tras la amenaza de Zúñiga de tomar el control del Gobierno y efectuar cambios en el gabinete.
El presidente Arce había alertado previamente sobre «movimientos irregulares» de militares en frente a la sede del Gobierno en La Paz, mientras que ciudadanos y medios locales confirmaron la presencia de tanques y soldados fuertemente armados en la zona.
En medio de esta crisis, el general Zúñiga abandonó el Palacio Quemado sin ofrecer declaraciones y se subió a su vehículo. Mientras tanto, los militares continúan resguardando las puertas del Palacio Quemado y la gasificación sigue afectando a la Plaza Murillo, con agentes químicos usados para desalojar a los civiles presentes.
La situación en Bolivia es extremadamente volátil, con la democracia y la estabilidad del país en juego. Las instituciones democráticas y el pueblo boliviano han reafirmado su compromiso de defender la Constitución frente a cualquier intento de subvertir el orden democrático.
La comunidad internacional sigue con atención estos acontecimientos, subrayando la importancia de una resolución pacífica y constitucional a la crisis, y apoyando los esfuerzos del presidente Arce y de las instituciones bolivianas para restaurar la paz y la democracia en el país.