En el corazón del Parque Nacional de Yellowstone, en Estados Unidos, un momento histórico ha tenido lugar con el nacimiento de un bisonte blanco, cumpliendo así una profecía ancestral de la tribu indígena americana de los lakota. Este evento ha resonado como un presagio de tiempos mejores y como una llamada urgente a proteger la Tierra y sus criaturas.
El 4 de junio, en el valle de Lamar, en la parte noreste de la reserva, una cría de bisonte blanco vio la luz. Este nacimiento es más que un hecho biológico; es una conexión con la tradición y la espiritualidad de los pueblos originarios de la región.
El jefe Arvol Looking Horse, líder espiritual de tribus indígenas en Dakota del Sur y decimonoveno guardián de la pipa sagrada y el paquete de la Mujer Becerro Búfalo Blanco, reflexionó sobre la importancia de este evento: «El nacimiento de este becerro es a la vez una bendición y una advertencia. Debemos hacer más».
Este nacimiento evoca una antigua leyenda lakota que data de unos 2.000 años. En tiempos de escasez y desesperanza, la Mujer Becerro Búfalo Blanco llegó a la tribu lakota, ofreciéndoles su pipa sagrada y enseñándoles a rezar. Prometió que, si encendían la pipa, los bisontes regresarían y la prosperidad volvería. Después de dejar esta promesa, la Mujer Becerro Búfalo Blanco se transformó en una ternera de bisonte blanco.
Desde entonces, para los lakota, el nacimiento de un ternero de búfalo blanco es equiparable a la segunda venida de Jesucristo, según comentó Looking Horse. Este evento es visto como un recordatorio de la conexión entre la humanidad y la naturaleza, y la importancia de cuidar el mundo que compartimos.
Este no es el primer caso de un bisonte blanco en la historia reciente. En 1994, otro becerro blanco nació en Wisconsin y fue bautizado como «Miracle». Estos eventos raros y significativos nos recuerdan la fragilidad y la belleza de la vida en nuestro planeta, y la responsabilidad que tenemos de protegerla.
Fuente: La Razón
