Oruro, 23 de julio de 2025.- Una antigua estructura circular ubicada en las cercanías de San Antonio de Nor Kala, a unos 100 kilómetros al suroeste de Oruro, ha reavivado el debate sobre posibles vínculos entre la civilización andina precolombina de Tiwanaku y la legendaria Atlántida descrita por Platón.
La teoría fue planteada inicialmente en 2011 por el investigador británico Jim Allen, quien identificó en Google Earth un anillo de 144 metros de diámetro en el área mencionada. Allen, conocido por sus estudios sobre Tiwanaku, propuso que la disposición concéntrica de esta formación podría coincidir con la descripción del filósofo griego sobre la Atlántida: una isla circular compuesta por anillos alternos de tierra y agua con un montículo central.
El sitio se encuentra dentro de una región históricamente vinculada a las culturas aymara, quechua y uru. Según investigaciones académicas, Tiwanaku fue un centro ceremonial y político que floreció entre los siglos V y XII d.C. en el altiplano boliviano. No obstante, algunas tradiciones orales atribuyen a Tiwanaku una antigüedad mucho mayor, incluso anterior a los 10.000 años antes de nuestra era.
Estas narrativas ancestrales, combinadas con las hipótesis arqueológicas modernas, han generado diversas interpretaciones simbólicas sobre la posible existencia de civilizaciones anteriores aún no documentadas plenamente por la ciencia.
Un elemento recurrente en estas teorías es la figura de los tres círculos concéntricos, que, según algunas corrientes esotéricas, podrían representar niveles de evolución de la conciencia humana o simbolizar estructuras sociales antiguas. Algunas fuentes relacionan este patrón con referencias presentes en textos atribuidos a Hermes Trismegisto y lo vinculan con el nombre «Atilanis», otra posible denominación para la Atlántida.
Hasta la fecha, no existe validación académica que respalde una conexión directa entre Tiwanaku y la Atlántida. Sin embargo, el interés por investigar estructuras geométricas prehispánicas como las de Nor Kala sigue en aumento.
El debate continúa abierto entre quienes abordan estos hallazgos desde la arqueología, la mitología o la tradición oral. Las preguntas sobre el origen de Tiwanaku, su significado cultural profundo y su posible relación con civilizaciones desaparecidas siguen siendo objeto de investigación interdisciplinaria.
				
 