La Paz, 13 de junio de 2025. – En una democracia, el periodismo tiene un rol fundamental: informar con veracidad, fiscalizar el poder y servir a la ciudadanía, sin embargo, cuando ciertos «medios» abandonan estos principios para convertirse en meros aparatos de propaganda, no solo traicionan su función social, sino que degradan la profesión.
Este es el caso de medios como Radio Kausachun Coca, SEO TV, Wara Noticias, Red América y Radio Soberanía, entre otros, plataformas que, lejos de ejercer el periodismo, operan como herramientas de desinformación al servicio de Evo Morales, con el único objetivo de blindar a su líder y atacar a sus opositores.
La deontología periodística exige rigor, independencia y equilibrio, en ese entendido, un periodista debe contrastar fuentes, evitar conflictos de interés y anteponer el derecho a la información sobre cualquier agenda política, pero estos medios, que deberían ser calificados como «fanatismo político disfrazado de prensa», incumplen sistemáticamente estos principios.
Desinforman, pues publican narrativas sediciosas y mentirosas, muchas veces conspirativas, para proteger los intereses de Morales.
Polarizan con su contenido que no busca informar, sino enardecer a una base ideológica, demonizando adversarios sin sustento.
Falta a la transparencia y no reconoce su alineamiento absoluto con Evo, en cambio, se presentan como «alternativos», cuando en realidad son brazos mediáticos de su líder.
El mayor error de las instituciones que regulan la prensa en Bolivia es permitir que estos espacios disfruten de las mismas credenciales y acceso que medios serios, pues, ¿cómo es posible que se les permita ingresar a conferencias de prensa oficiales si su labor no es informar, sino hacer una suerte de endiosamiento a Morales y su séquito?
Esto evidencia una crisis de autorregulación, las entidades de prensa deben establecer criterios claros para diferenciar entre medios profesionales y activismo político, de lo contrario, se seguirá degradando el ecosistema informativo, confundiendo a la audiencia y socavando la credibilidad de la prensa legítima.
Si queremos rescatar el periodismo en Bolivia, se necesitan medidas concretas, las asociaciones de prensa deben auditar la línea editorial y financiación de los medios, negando credenciales a quienes operen como propaganda partidaria.
Los periodistas honestos deben denunciar estos pseudo-medios, evitando normalizar su presencia en espacios serios y la ciudadanía debe exigir transparencia, diferenciando entre información y panfletos políticos, entendiendo que, mientras estos «medios» sigan contaminando el debate público, el periodismo boliviano estará en deuda con la sociedad, no se trata de censurar, sino de no legitimar lo que no es periodismo, y ahí, la defensa de la democracia comienza por defender una prensa libre de verdad.
Por Gustavo Gandarillas Reyes Dorado