La Paz, 22 de mayo de 2025.- A más de 4.000 metros de altitud, en el límite entre La Paz y El Alto, el ingeniero agrónomo Luis Flores ha convertido su hogar en un santuario para abejas. Con seis panales artesanales hechos de cajas de madera y metal, este joven boliviano lleva tres años dedicado al rescate y conservación de estos polinizadores esenciales para el planeta.
Todo comenzó cuando unos vecinos le dieron un ultimátum: «O te llevas estas abejas o las quemamos». Sin equipo especializado, Flores decidió rescatarlas. Hoy, miles de abejas revolotean en su hogar, distribuidas en diferentes grupos según su estado y productividad. Algunas incluso comparten su habitación, donde bandejas de cera con miel fresca cubren partes del piso.
Flores realiza hasta cuatro rescates semanales, especialmente entre octubre y febrero, cuando aumentan los enjambres en la región. Además, capacita a jóvenes apicultores y estudiantes en el manejo responsable de estos polinizadores. Su método incluye técnicas de adaptación al clima altiplánico, regulando sus horarios de actividad según la temporada.
«No las explotamos – cosechamos solo el 50% de su miel. Quiero enseñar que podemos coexistir», explica Flores, destacando la importancia de las abejas para los ecosistemas. En el marco del Día Mundial de las Abejas (20 de mayo), su proyecto demuestra que estos insectos pueden prosperar incluso en condiciones extremas con los cuidados adecuados.