Bolivia, 7 de noviembre de 2024.- Delmira Mamío Serato, de la comunidad indígena tacana de Bella Altura, en el municipio de San Buenaventura, es la creadora de Artesanías D’Delmy, un emprendimiento reconocido a nivel global como uno de los Top 100 Destinos Verdes más destacados del planeta.
Hace cinco años, en la profundidad verde de Bella Altura, una pequeña comunidad del Territorio Indígena Tacana I, Delmira Mamío Serato dio un paso que cambiaría su vida. Con las manos curtidas y la visión clara, fundó Artesanías D’Delmy, un proyecto que transformaría su realidad y el rostro de la Amazonía. Su objetivo no era solo el sustento, sino proteger el bosque y aprovechar sus recursos de manera sabia, sin comprometer su existencia. Esa apuesta le ha dado autonomía y una economía propia en medio de un territorio donde las amenazas ambientales son más palpables que los apoyos.
También le dio un premio internacional, una especie de Oscar ambiental que Bolivia apenas se ha enterado.
En octubre de 2024, el mundo reconoció su dedicación y pasión. Artesanías D’Delmy fue nombrada entre los Top 100 Mejores Destinos Verdes del planeta, una distinción que consagra su esfuerzo por hacer del bosque un aliado. Este galardón es la prueba tangible de que su marca, su producción artesanal y su amor por la tierra son valorados más allá de las fronteras, confirmando que su trabajo y su visión tienen un eco global.
El camino no ha sido fácil. Las llamas que arrasaron la Amazonía paceña en 2023 marcaron su memoria y su tierra. Y este 2024, la catástrofe ambiental, en vez de mejorar, ha empeorado. El fuego se llevó bosques maduros y cultivos que pertenecían a su comunidad, dejando un paisaje herido, donde la recolección de semillas y fibras es hoy más compleja, casi un acto de resistencia. Pero Delmira no se rinde. Frente a esa devastación, recorre el suelo quemado buscando entre las cenizas los restos de lo que alguna vez fue un bosque vivo. Con estas maderas quemadas, semillas y otros vestigios, elabora sus piezas, dándoles nueva vida y transformando la destrucción en artesanía. En cada collar, en cada prenda, late la memoria de la selva perdida.
“Espero que toda la población y el Estado, comprendan que la materia prima de mis productos, depende de un bosque saludable”.
Desde niña, aprendió a enhebrar collares de semillas, y hace cinco años, con una bebé de apenas dos meses en brazos, esa habilidad fue su salvación. La elaboración de collares y vestimentas tacanas fue la vía para emanciparse de una relación violenta y el motor que la impulsó a seguir adelante por sus tres hijos. Con cada pieza, ella hila su historia de supervivencia y esperanza, entrelazando los saberes de sus ancestros con su determinación.
Hoy, sus creaciones, llenas de historia, recorren ciudades del país, y están listas para viajar aún más lejos. Con el reciente premio y certificación internacional, Delmira sueña en grande, y ya vislumbra exportar sus productos, elevando su valor en mercados que sepan apreciar el origen y el esfuerzo detrás de cada pieza.
Fuente: Nómadas